Siempre Tenés Razón, ¿No?

 Dale, loco, siempre tenés razón, ¿no? Siempre sos el que sabe todo, el que nunca se equivoca. Porque en tu mundo, el resto estamos todos errados, y vos sos el único iluminado que tiene la posta de todo. Y, al final, no importa lo que digas, porque aunque estés diciendo cualquier cosa, vos siempre tenés razón. Y yo, claro, soy el boludo que te escucha.
Pero, ¿sabés qué? Me cansé. Me cansé de intentar hacerte ver las cosas desde otro ángulo, de tratar de que entiendas que no todo es como vos lo ves. Porque no escuchás, loco. No te interesa lo que el otro tenga para decir, solo te importa tener la última palabra, salir victorioso de cada discusión, como si la vida fuera una competencia de ver quién tiene la razón.
Lo peor de todo es que ni te das cuenta. Ni te das cuenta de que la estás pifiando, de que a veces es mejor escuchar que hablar, que a veces ceder no es perder, es ser más sabio. Pero vos no, vos necesitás imponer tu verdad, aunque esa verdad esté más floja de papeles que un coche sin seguro. No importa, para vos lo importante es ganar la discusión, no tener razón.
Y al final, ¿para qué? ¿Para qué te sirve siempre tener razón si cada vez que abrís la boca, te alejás un poco más de los que te rodean? ¿De qué te sirve ganar todas las batallas si, cuando mirás a tu alrededor, ya no queda nadie con quien discutir? Porque te vas quedando solo, loco, y ni te das cuenta. A nadie le gusta hablar con alguien que no escucha, que te pisa cada vez que intentás decir algo, que te mira desde arriba como si siempre estuviera en lo correcto.
Así que, nada, seguí ganando tus discusiones, seguí siendo el rey de la verdad absoluta. Pero, cuando te des cuenta de que estás solo, cuando ya no haya nadie que te escuche, tal vez te preguntes si valió la pena. Porque a veces, loco, tener razón no es lo más importante. A veces, lo más importante es saber cuándo callarse y escuchar.

Comentarios

Entradas populares