.

 Yo te amaba en serio,
aunque nunca lo creíste.
Te lo dije mil veces,
a mi manera,
en esos mensajes que mandaba sin motivo,
solo para saber cómo estabas,
o en las veces que me quedaba despierto
esperando que volvieras de esas salidas
donde no me necesitabas,
pero yo igual quería estar,
aunque fuera en la distancia.
Te amaba cuando te escuchaba hablar
de tus sueños y tus miedos,
aunque yo no tuviera nada que decir,
porque no siempre tengo las respuestas,
pero me importaba más que lo supieras.
Sabía que no siempre podía arreglar todo,
que no era el héroe ni el que venía a salvarte,
pero yo te quería así, tal cual,
con todo lo que traías a cuestas.
Te amaba en esas cosas mínimas,
como cuando te acordabas de lo que me gustaba comer,
o cuando me mirabas de reojo,
pensando que no te veía.
Te juro, te veía siempre.
Te amaba cuando te ponías a hablar de mil cosas a la vez,
cambiando de tema como si todo fuera urgente,
y yo, aunque me perdía en la conversación,
me quedaba solo por el placer de escucharte.
Me gustaba la música de tu voz,
los silencios que dejabas entre palabra y palabra.
Yo te amaba en serio,
pero nunca te diste cuenta de que para mí
era algo mucho más profundo
de lo que dejaba ver.
Porque nunca fui de los grandes gestos,
de esos que salen en las películas.
Pero te amaba en los pequeños actos,
en las veces que te esperaba que llegaras en el cole,
en las caminatas largas sin decir nada,
en los abrazos que te daba cuando más los necesitabas
aunque no los pidieras.
A veces pienso que capaz fui yo,
que no supe cómo demostrarte
todo lo que sentía.
Capaz te lo guardé tanto,
pensando que ya lo sabías,
que terminó pasando desapercibido.
Pero yo te amaba.
En serio.
Hasta en esos días en que me ignorabas,
en los que estabas más en tu mundo
que en el mío.
No importaba.
Yo estaba dispuesto a esperarte.
Te amaba cuando te enojabas,
cuando decías que no entendía nada,
porque aunque me doliera,
sabía que tus palabras eran como tormentas,
rápidas, pasajeras,
y después volvía la calma.
Yo estaba ahí para eso,
para los días buenos
y para los malos también.
Pero un día te fuiste.
No hubo gritos,
no hubo escenas.
Solo un "esto no va más"
que dejaste caer como si fuera obvio.
Y yo,
que no entendí nada,
me quedé ahí, parado,
tratando de juntar las piezas
de algo que para mí no estaba roto.
Pero para vos,
ya hacía tiempo que había terminado.
Y así fue.
Te fuiste,
y yo me quedé con ese amor
que nunca te supe mostrar como querías,
pero que estaba ahí,
en cada cosa que hacía.
Yo te amaba en serio,
aunque ahora ya no importe.
Aunque ahora sea solo un recuerdo
de lo que pudo haber sido,
pero no fue.

Comentarios

Entradas populares