La presion de crecer
Crecer. Qué palabra de mierda, ¿no? Cuando sos pibe, parece que todo el mundo está desesperado porque crezcas. "Tenés que madurar", "ya sos grande", "tenés que pensar en tu futuro". Te lo dicen como si fuera algo que tenés que desear, como si crecer fuera la meta, cuando en realidad nadie te cuenta la verdad: crecer es una trampa.
De pibe todo parece más fácil. Tenés un montón de años por delante, y el futuro es algo que queda tan lejos que ni te preocupa. Pero de golpe, sin darte cuenta, te empiezan a caer los años encima. Empiezan las preguntas incómodas: "¿Cuándo vas a terminar la carrera?", "¿Ya conseguiste trabajo?", "¿No pensaste en tener una familia?". Y ahí es cuando la cosa se empieza a poner pesada. Porque, claro, crecer no era solo cumplir años, era cumplir expectativas.
Y te empezás a sentir la presión. No podés seguir viviendo como si todo fuera joda. Ya no. Ahora tenés responsabilidades. Ahora tenés que encajar en ese molde de "adulto responsable" que todo el mundo espera de vos. Como si la vida fuera una lista de cosas que tenés que ir tachando: carrera, trabajo, pareja, casa, hijos. Y si no estás haciendo todo eso en tiempo récord, te sentís un fracaso. Como si estuvieras llegando tarde a una carrera que ni siquiera sabías que estabas corriendo.
Lo peor es que nadie te pregunta si estás listo para todo eso. Nadie te pregunta si realmente querés esa vida. Porque capaz que vos querés otra cosa, capaz que no te va lo de la oficina, capaz que no te pinta lo de tener una familia ahora, capaz que todavía estás descubriendo quién carajo sos. Pero no importa, porque la sociedad ya decidió por vos. Y ahí es cuando te empezás a ahogar, cuando la presión de crecer te aprieta hasta que te sentís perdido.
Y, ¿sabés qué? Está bien estar perdido. Está bien no tener todo resuelto. Porque la vida no es una carrera de quién llega primero a cumplir con todo lo que se supone que tiene que hacer. Crecer no es seguir un manual, crecer es aprender a vivir con las dudas, con los miedos, con los errores. Y si eso significa que no estás donde los demás quieren que estés, que se jodan. Porque al final, la única persona a la que le tenés que rendir cuentas es a vos mismo.
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