A veces el amor también es saber irse
Nos aferramos a la idea de que el amor todo lo puede, que si aguantás lo suficiente, al final va a valer la pena. Pero no siempre es así. A veces, amar de verdad significa tener el coraje de dejar ir, de soltar a esa persona que ya no es buena para vos, por mucho que duela.
Te contaron un montón de historias sobre amores que superan todo, que sobreviven a las tormentas más fuertes, y empezaste a creer que si el tuyo no era así, entonces no era amor de verdad. Pero nadie te dijo que el amor, el verdadero amor, no te obliga a ser infeliz para demostrar que es fuerte.
El amor no debería ser una batalla constante, una lucha interminable donde siempre salís herido. No deberías tener que pelear cada día para que te miren, para que te escuchen, para que te quieran. Si tenés que mendigar amor, entonces no es amor, es otra cosa. Y esa cosa te está matando despacio, te está quitando la paz, te está robando la alegría de vivir.
Es difícil aceptar que alguien que amás no es la persona para vos. Es un duelo silencioso, una herida que no se ve, pero que duele en lo más profundo. Pero te merecés algo más que alguien que sólo está cuando le conviene, que te ama cuando le es fácil, que te deja tirado cuando las cosas se ponen difíciles.
Dejá de pensar que el amor es aguantarse todo, que el amor es sufrir y esperar a que el otro cambie. No cambian. Y aunque lo hagan, no va a ser suficiente para curar todas esas cicatrices que ya tenés. A veces, lo más valiente que podés hacer es mirar hacia adelante, agarrar tus cosas y seguir caminando. Porque el amor también es saber cuándo es hora de irse, para darle lugar a lo que realmente merecés.
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