Me fui para vos siendo el culpable
Así que sí, me fui. Y me llevé conmigo todas las palabras que nunca te dije, todos los sueños que dejamos en pausa, y también, la culpa de todo lo que no funcionó. No es que no haya cometido errores, claro que los cometí. Pero los dos sabemos que en esta historia no hubo santos ni demonios, solo dos personas que intentaron, que fallaron, y que al final se dieron cuenta de que ya no había vuelta atrás.
Pero te dejé pensar que fui yo, el que no supo, el que no pudo. Me fui siendo para vos el culpable, porque era lo que necesitabas para seguir adelante. Para vos, era más fácil ponerle un nombre a todo ese dolor, a toda esa frustración. Y si ese nombre tenía que ser el mío, entonces estaba bien. Lo acepté, porque en el fondo, ya no importaba quién tenía razón.
La verdad es que no me arrepiento. Porque llevarme la culpa también fue mi manera de liberar a los dos. Dejarte con la tranquilidad de que al final, no fue tu culpa, que hiciste todo lo que pudiste. Y yo, con la certeza de que a veces, la mejor manera de querer a alguien es dejarlo ir, incluso si te vas con la etiqueta de culpable.
Porque a veces, el amor se trata de eso. De aceptar que no siempre vamos a ser los héroes de la historia, que no siempre vamos a quedar bien parados. A veces, ser el culpable es el precio que hay que pagar para que el otro pueda seguir adelante, para que pueda encontrar su paz, su camino.
Así que sí, me fui siendo para vos el culpable. Y en esa culpa, encontré mi propia redención.
Ilustración: @unflac0
Comentarios
Publicar un comentario